jueves, 27 de junio de 2013

3 poemas

Por Mario Foffano

Solo

Palabra última
que se arroja al vacío
para reptar entre las sombras
de una tierra amarga.

Sonidos que se pierden
en la vastedad
de un sostenido invierno,
que deambulan entre la niebla
de nuestras pesadillas,
que buscan un refugio
que los protejan
de la nada.

Cada silencio hiere
como una rama seca,
como el cielo ennegrecido
de la espera,
como el frío voraz
de lo estéril.

Ausencias que llegan
siguiendo las huellas
de una angustia que no cesa.
Procesión exacta,
caravana gélida
de espectros inmutables.


Llueve

Tus huellas se dibujan
en la llovizna
desandando la quietud
de tu distancia.

Un rosal llora
lágrimas de rocíos sin estrellas.

Una gota se desliza
a través de tu aliento impregnado en el vidrio.

Puedo verte,
a pesar de las paredes,
de los laberintos,
buscando entre silencios
el sitio
en donde romper el engaño
de la muerte.

Nada duele más
como las sombras
que no parten.

Nada cansa tanto
como el hastío
de la ausencia.


Despacio

Te necesito
despacio.
Como un horizonte incalculable.

Fértil.
Como el vientre que se agita.

Así:
criminal de desamparos y hastíos.

Imprescindible fiesta
la que celebran tus ojos
y tus manos.

Tu pollera.
Tu recorrido.

Y esta lentitud
que va gastando mi pesar.
Pero de a poco.

De a poco.


MDF


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