Ayer llegamos a lo de la tía Pipa. Tuvimos que
viajar doce horas en avión, cruzar todo el océano, tomar un tren para, al fin,
llegar. Por suerte, voy a faltar una semana al colegio. En total, tres semanas
de vacaciones. Mamá habló con la maestra y le explico que veníamos a visitar a
la tía Pipa y que bueno, que me dieran tarea extra para esos días. Marcos no
tiene tarea extra. Dicen que todavía es muy chico. Pero yo ya me encargué de
hacerle su cuaderno para las tardes que llueva. Por las dudas.
Todavía no salimos a recorrer la ciudad. Solo
bajamos con mi prima y Marcos un rato a la playa hoy a la mañana. Tuve que
taparle los ojos a Marcos porque las mujeres acá no usan corpiño. Mi prima dice
que es normal. Me explicó que así como los chicos no usan corpiño, acá las
chicas tampoco usan.
“Pero algunas sí”, le dije yo señalado
discretamente un par que pasaban caminando. Y también ya aproveché para
avisarle que en Argentina todas las chicas usan corpiño en la playa. Y que el
cuerpo es algo privado.
“Intimo”, me corrigió.
“Sí, íntimo”, aseguré en seguidita.
“Ya, me respondió, pero eso ya es cuento”.